Mientras caminaba, recordaba su ociosa semana y las broncas que tenía cada rato con su jefa “La Doña Chelo”, se le hacía complicado pasar un solo momento sin pelear con ella. Se quejaba que siempre andaba toda fodonga, se metía en lo que no le importaba de su vida y cada rato le hacía un drama de cómo la trataba frente a toda la gente.
En verdad, ya estaba arto de estar en esa casa, pero si se salía ¿A dónde iría? ¿Qué tragaría? ¿Sus camaradas lo dejarían quedarse en sus cantones?
En ese momento el zinc se quedó parado frente a una barda pintada con propaganda del PAN, la observó por un momento y en seguida corrió a la ferretería a comprar unas latas pa´ plakear, como sólo él lo sabe hacer.
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